Los amantes

Abro mis alas, para que  extendidas te envuelvan,

Te cobijen  en un abrazo de plumas tibias,

en un instante de gozo divino.

Abro los ojos de mi alma para adentrarme en la tuya

y te veo como te vuelves  brisa, esa  que aligera mi vuelo.

Abro la mente y sin sospecha te observo, liberándome del juicio

que pesa arrastrando este cuerpo, volviendolo liviano de sueños y risas, alejando un instante el tormento terreno de estar vivo.

Junto a ti duermo entre brasas que no queman, son del fuego que alivia y enemigas del frio que la distancia crea.

Libero el peso de nuestros  hombros, cada vez que sin saber suspiras, cuando  sonrío y sonríes, entonces  un cordón de luz y magia ilumina y es puente y risa.

 Disfrutemos el trino alegre que se escapa de mi boca, ese instante  que me miras y te miro, recuerda no eres mi espejo.

Eres agua fresca y dulce alivio, cada vez que sin sospecha observas el vuelo insensato del amor que siento, amor del creador,  universo de todos los sentidos.